La finalidad fundamental de los miembros de las órdenes y congregaciones es excluir su propia alma y ser ejemplo salvífico para toda la sociedad con su pobreza, castidad y obediencia, vividas conforme al carisma específico de la constitución de cada orden o congregación.
Para realizar su obra social, la Iglesia cuenta con una gran cantidad de misiones y una serie de organizaciones.
Es la intención de este artículo topar el concepto de Iglesia bajo la perspectiva dual de estructura social y edificio.
La doctrina de la visibilidad de ninguna guisa excluye de la Iglesia a los que ya han alcanzado la bienaventuranza. Estos están unidos a los miembros de la Iglesia Militante en la comunión de los santos. Observan sus esfuerzos; se ofrecen plegarias para su beneficio. De forma similar asimismo pertenecen a la Iglesia los que aún están en los purificadores fuegos del Purgatorio.
El papa goza en la Iglesia católica de un estatus de cargo suprema, poseyendo el primado sobre todos los demás obispos y la plenitud de la potestad de régimen (como se denomina en la Iglesia católica al poder legislativo, ejecutivo y judicial), la cual puede cultivar de forma universal, inmediata y suprema sobre todos y cada individuo de los pastores y de los fieles católicos.
La línea que traza con cierta firmeza la Iglesia Católica en su discurso es la de ser la única fundada por Cristo, y cuyo gobierno fuera delegado en el apóstol Pedro, para que difundiera su mensaje adyacente con el resto de los apóstoles y la gente que fue uniéndose sobre la marcha.
En China la Iglesia continúa en las "catacumbas"; las pocas parroquias existentes dependen de obispos latinos.
La iglesia en tanto templo es un edificio dedicado a la reunión de la comunidad religiosa en culto público.
Las críticas en cuanto a la doctrina se han basado muchas veces en que la Iglesia católica expone creencias, doctrinas y conceptos que algunos piensan no están presentes en la Nuevo testamento, siendo que la Iglesia católica considera todavía como palabra de Alá a la que se transmite mediante la tradición apostólica.
Confesar los pecados mortales al menos una tiempo cada año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar.
Nadie es capaz de cultivar autoridad con tal finalidad, a excepción de que el poder le sea comunicado de una fuente divina. El caso es completamente diferente si a la sociedad civil se refiere. Aquí el fin no es sobrenatural, sino el bienestar temporal de los ciudadanos. No puede decirse que se requieran unas dotes especiales para hacer a cualquier clase de hombres capaz de habitar el puesto de gobernantes y guíFigura. De ahí que la Iglesia apruebe igualmente todas grupo de hermanos las formas de gobierno civil que estén en consonancia con el principio de Honradez. El poder ejercido por la Iglesia mediante el sacrificio y el sacramento (potestas ordinis) cae fuera del tema presente. Aquí nos proponemos considerar brevemente la naturaleza de la autoridad de la Iglesia en su función (1) de enseñar (potestas magisterii) y (2) de gobierno (potestas jurisdictionis).
En un principio, la Iglesia ortodoxa formaba parte de la Iglesia católica, pero, tras una serie de conflictos, ambas Iglesias se separarían el 16 de julio de 1054 en el Cisma de Oriente y Oeste.
Las órdenes religiosas no forman parte en cuanto órdenes de la grado de la Iglesia católica, pero dependen del papa y de los obispos de formas diversas. Ellas pueden ser de dos tipos:
Cuando la Iglesia señala a la santidad como una de sus notas, es manifiesto que lo que quiere afirmar es una santidad de tal clase que excluye la suposición de cualquier origen natural. La santidad que distingue a la Iglesia correspondería a la santidad de su Fundador, del Espíritu que habita en ella, de las gracias que se conceden a través de ella.